Querido diario,
Todo llega, siempre.
No es una frase dicha así, sin pensar,
para quedarse en el aire y en los oídos de quien escucha. Es una frase en la
cual creo firmemente. Todo, sobretodo la
emoción, la que hace tu corazón vibrar y que lo llena de felicidad, llega
siempre. No importa el lugar donde uno está
ni la distancia que lo separa de los que han el poder de hacer feliz a los demás.
Lo que cuenta es cómo esa persona si siente y yo, de mi parte, ero muy feliz
aquel día de enero en que llegó lo que estaba esperando con tanta curiosidad y
ansiedad.
Todo tiene el
principio en el 2010, el año en cual tuve la oportunidad de leer algo suyo por
la primera vez. Fue un periodo muy particular de mi vida, en el cual estaba
buscando a mí misma. Llevaban años que no hablaba el español que amé mucho al
universidad, ni leía algo en ese idioma que siempre mi trasmitía la pasión y
que me gustaba mucho. Al descubrir su “Cuentosy otras yerbas” cambió todo. No solo había
refrescado la memoria española y empezado a escribir en la lengua amada, sino
empecé de sentirme bien después mucho tiempo que no sucedía.
Escribir, exprimir
lo que sientes es algo maravilloso pero es lo más si tus palabras saben tocar el
alma de tus lectores. Y él, se llama Hugo Accardi, tiene ese poder. Es un hombre dulce, reflexivo, siempre amable
y cordial. Su blog en ese dos años fue para mí la fuente de las sonrisas, de los
pensamientos y tanto amor y dulzura. Cada palabra, convertida en emoción, llegaba,
aun desde tan lejos que los kilómetros no se pueden contar tan rápido, hasta mi
corazón y se imprimía en el. Pequeñas
historias pero con un significado grande que un día, lo sabía, habrían llegado a
ser parte de un libro.
Y libro existe, salió
en su querido Buenos Aires al fin del año pasado, y ahora está también en mis
manos. A decir la verdad, el paquete llegó a Italia el 7 enero pasado pero todavía
no logro de separarme del libro, que si intitula “Todo llega”, y que, con
orgullo, muestro a los amigos. Fue mi lectura preferida de vacaciones invernal
pero, lo creo con toda mi misma, es uno de libros que nunca me iban a cansar y
que se pueden leer siempre.
Agradezco a Hugo
por haber sido tan amable y me envió dos hermosas postales de la capital
argentina, que espero de visitar un día, junto al libro.
Todo llega y ya llegó.
Cada día más son convencida que no hay distancias. Todo el mundo es un país grande
y se hay deseos, esperanza y amor para compartir, todo es posible.
Que tengan,
dondequiera que sean, un fin de semana lleno de alegría, amor y paz.
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